PANTER FORZA
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El CIPE 2023 se celebró los días 22 y 23 de marzo en Madrid y trató, entre otros muchos temas, la intervención psicosocial con el apoyo a intervinientes, los Primeros Auxilios Psicológicos, las intervenciones ante casos de Tentativa Suicida o el factor humano de los bomberos.

El CIPE23, que reúne a expertos de todo el mundo en torno a una serie de ponencias sobre temas de máximo nivel para intervinientes que atienden siniestros de todo tipo, se desarrolló el miércoles 22 de marzo y el jueves 23 de marzo en el Auditorio de la Esfera de Alcobendas. El mediodía del jueves, los ponentes trataron la salud mental en los equipos de emergencia, desarrollando exposiciones sobre la intervención psicosocial con el apoyo a intervinientes, los primeros auxilios psicológicos, los procedimientos de los bomberos de Madrid ante los casos de Tentativa de Suicidio y el factor humano de los cuerpos de bomberos en los Países Bajos.

Además, los asistentes pudieron asistir a distintas demostraciones comerciales de la mano de los colaboradores del CIPE23 como Iturri o Flomeyca, además de presenciar mesas de debate como la de higienización de equipos de Servicios de Bomberos.

La mesa redonda celebrada el día 23 de marzo bajo el título Intervención Sicosocial acogió, en primer lugar, la ponencia de Pedro Laguna, psicólogo y bombero de los bomberos de la Comunidad de Madrid, sobre el apoyo psicológico a intervinientes.

Laguna destacó que “la salud mental es una gran desconocida en la prevención de riesgos laborales”, por lo que es importante tener en cuenta aspectos como el cuidado del trabajador y la prevención de ciertas enfermedades que tienen que ver con lo laboral.

Uno de los peligros a los que se exponen los profesionales de emergencias es el daño psicológico al que están expuestos, “una asignatura pendiente de nuestro país en general”.

Cómo prevenir este daño

La conciencia del daño pasa por reconocer que los intervinientes son partícipes en la situación, tienen una preparación física y técnica compleja, pero debemos reconocer que en el apartado de preparación psicológica “se le supone” al bombero, son víctimas de la situación en intervenciones que no tienen nada que ver con apagar una papelera o un incendio pequeño de pastos.

Pedro Laguna explicó la descompensación entre la demanda y los recursos de los profesionales. Hay dos recursos muy asumidos, los recursos físicos y técnicos, los cuidamos y le damos un valor importante, pero el recurso psicológico está abandonado. “Reconocemos una alta tasa de molestia psicológica dentro de los cuerpos de bomberos, por decirlo de forma suave, porque hay consecuencias bastante graves. La persona que tiene cierta vulnerabilidad tiene un desgaste profesional importante, se va a ver dañada sí o sí en ciertas situaciones”, detalló.

La adrenalina y el cortisol desregulan el cuerpo de los bomberos durante las guardias, hay una hiperactivación de la que arrancan para realizar una intervención. “La sirena tiene 140 decibelios. En función de la comunicación que estemos recibiendo por parte de la central, visualizamos la probable intervención: el límite superior de tolerancia que tengo por ser bomberos es elevado respecto a cualquier persona. El estrés no permite trabajar de forma ideal”, continuó Laguna en su intervención.

Además, si la intervención se alarga en el tiempo, no solamente hay daño psicológico cuando hay una hiperactivación, hay daño cuando estamos bajo el límite de la atención, produciéndose la denominada fatiga emocional. “Esto todavía no está demasiado estudiado, pero hay que poner el foco. Cuando hay fatiga física, como en los incendios forestales o industriales con intervenciones muy largas, se produce este tipo de daño. Esto aumenta los actores del desgaste profesional”, alertó Laguna. “El bombero y cualquier profesional de la emergencia es capaz de trabajar por encima de esos límites, pero no significa que no vaya a salir dañado. El bombero entra en crisis. Tras intervenir una tentativa de suicidio volvemos al camión con un colapso de emociones que hemos tenido que dejar entre paréntesis para intervenir”, continuó.

Cabe destacar que el mando tiene un papel fundamental en el apoyo psicológico: si el mando está alterado, el equipo está igual. El mando necesita autocontrol para ayudar al equipo, debe dar órdenes claras para ayudar a colocar el estado mental y hacer relevos en el momento adecuado para evitar la fatiga.

Por último, Pedro Laguna concluyó la ponencia con algunas claves para prevenir el daño en los profesionales:

-Trabajar en procedimientos de trabajo: lo físico y las técnicas.

-Formación de los intervinientes: identificar las intervenciones donde se necesita apoyo psicológico, como los intentos de suicidio. En la Comunidad de Madrid se ha incluido el apartado de tratamiento psicológico de los bomberos tras estas intervenciones. Realizar partes de los accidentes de trabajo e incorporar los servicios de atención psicológica para los intervinientes, incluso durante la propia actuación.

“La conciencia del daño es importante porque ningún bombero reconoce que sus emociones le están produciendo daño”, terminó Laguna.

Por su parte, Natalia Lorenzo, psicóloga experta en servicios de emergencia, trató la atención psicológica a las víctimas con los Primeros Auxilios Psicológicos.

Lorenzo explicó que las víctimas de emergencias son personas que se enfrentan a situaciones traumáticas y reaccionan con temor, indefensión, malestar físico o ansiedad, por lo que pueden tener una crisis emocional. De esta manera, las víctimas tienen cuatro niveles de respuesta:  fisiológica, con fatiga, tensión, dolor de cabeza, temblor, mareos, etc. A nivel conductual, las personas aumentan el consumo de sustancias tóxicas, no pueden descansar, e incluso puede aislarse. A nivel cognitivo encontramos flashbacks, sueños-pesadillas, problemas de concentración o desorientación. Por último, a nivel emocional aparece la pena, la tristeza, el miedo e incluso la culpabilidad.

“Cuando intervenimos en las emergencias debemos tener en cuenta que las víctimas sufren alteraciones y que todas las personas tienen un punto de ruptura que produce la crisis emocional. Cada persona tiene derecho a sentirse como se siente en una situación de emergencia. Aunque nos encontremos con reacciones extraordinarias, debe considerarse normal en los primeros instantes. Las lesiones mentales son tan importantes como las lesiones físicas. Si no normalizamos su respuesta, la víctima puede rechazar nuestra ayuda”, explicó Lorenzo a los asistentes.

Primeros Auxilios Psicológicos para víctimas en situaciones de emergencia:

Los P.A.S son la ayuda inmediata a las personas afectadas en una situación de emergencia para recuperar el equilibrio emocional de la persona y prevenir secuelas.  Se realizan a la vez que la tarea más operativa, requieren entrenamiento y se utilizan como amortiguador del evento, son procedimientos simples basados en la psicología. Podemos ayudar a que la víctima no tenga secuelas psicológicas permanentes con ellas.

Además, cuando la víctima se siente mejor, facilita la tarea de los profesionales. Se trata de establecer un vínculo humano y humanitario “no debemos olvidar que trabajamos por y para las personas, las víctimas son personas”, enfatizó Lorenzo. Es importante saber que no hay protocolos, porque no se puede protocolizar, pero sí hay un esquema básico de intervención que consiste en -Acercamiento -Escucha -Orientación.

Qué no debemos hacer:

Natalia Lorenzo explicó que al aplicar los P.A.S no se pueden dar consejos, no se pueden mostrar los aspectos positivos, no engañaremos a la víctima, no bromearemos, no vamos a favorecer la actitud de la culpa, no debemos tener una relación personal con la víctima tras el accidente. Por el contrario, debemos utilizar la comunicación verbal y la no verbal. Mostrar tranquilidad, seguridad, amabilidad y contacto visual.

Más tarde, Sergio Tubío Rey, bombero del Ayuntamiento de Madrid y Coordinador de la Unidad de Tentativa Suicida explicó que “para hablar de la Unidad T.S no sólo hablamos de salud mental, el suicidio es un problema social que arroja cifras muy alarmantes en bastantes grupos de edad, de 15 a 29 años es la principal causa de muerte en nuestro país. Como bomberos tenemos algo que aportar”.

Tubío explicó que en las intervenciones en escenarios con personas en crisis suicidas la misión de los bomberos es rescatar y poner en un lugar seguro mediante técnicas de PAS o métodos de sujeción hasta que lleguen los servicios sanitarios. El trabajo coordinado de los intervinientes es fundamental en este tipo de intervenciones.

Activación de la Unidad T.S:

No debemos nunca devaluar la intención de la crisis suicida, “quien valora luego la intencionalidad de la crisis son los profesionales de la salud mental”, explicó Tubío. En la mayoría de casos, las personas están en un lugar peligroso del que debemos retirarlas. La crisis suicida conlleva una gran fatiga física, la persona puede caerse por accidente. Es importante recoger información sobre la víctima: nombre, familiares, posibles antecedentes, intentos previos, cómo acceder al lugar dónde está, si está bajo tratamiento médico o alguna adicción.

Tubío explicó los riesgos que implican este tipo de intervenciones, tales como la caída y arrastre, lanzamiento de objetos o el riesgo de atropello. Por ello, se deberá acordonar y señalizar la zona pare prevenir accidentes. La zona caliente no siempre es la más evidente. El peligro de la caída también hace que sea especialmente sensible la colocación de colchones.

Cómo acercarse a la víctima:

Tubío explicó la estrategia de negociación y persuasión, que consiste en conseguir a través de la palabra que la persona deje la tentativa. Esta es siempre la primera opción. “No podemos jugar al gato y al ratón, son personas que están sufriendo”, explicó. Si nos acercamos de manera amenazante, corremos riesgos. Aunque esto no quita que debamos aplicar la contención física si se da el caso.

En la parte tentativa prima la crisis emocional, un estado que lleva a la víctima a un gran estado de ansiedad, impulsividad y desesperanza. Los bomberos tienen que desactivar esa crisis. Acercarse para desactivarla tiene que ser gradual y de manera consentida, poco a poco y sin prisa. "Tenemos que ir asegurados, el equipo que va en la escala irá asegurado con elementos absorbedores de energía y el anillo anticaída, con una distancia de 34-5 metros inicial", continuó.

El principal error es que nos convirtamos en una amenaza. No podemos permitir que las personas huyan de nosotros, nuestra misión es ayudar.  “La cuestión no es lo que tenemos que decir, sino la escucha activa y compasivamente de la víctima”, puntualizó Tubío.

Por último, Karin Dangermond presentó su investigación sobre el aspecto humano de los servicios de emergencia, una labor en la que empleó seis años. Entre los puntos desarrollados por la investigadora, destacan las consecuencias psicológicas que tienen los incidentes críticos en los cuerpos de bomberos o el sentido del humos en los profesionales de prevención y extinción de incendios.

Los incidentes críticos son los que tienen consecuencias en la salud mental de los bomberos: accidentes graves de tráfico, ahogamientos, suicidios y otros considerados excepcionales. Dangermond ha observado el impacto que tienen estos en la vida personal: cómo consideran la fragilidad de la vida o la relativización de las experiencias y el sentimiento de culpabilidad si se cometieron fallos.

Respecto al sentido del humor de los bomberos, la investigadora explicó que “el humor es un elemento importante en la cultura de los bomberos”, ya que une al grupo, es una forma de comunicación, y una manera de confesarse a los demás. Además, “todos los bomberos saben quién es el gracioso de su parque. Ser el protagonista de una broma es un cumplido, es una manera de sentirse incluido en el grupo”, precisó Dangermond. También es importante el humor negro, ya que reduce el impacto de un accidente crítico, y facilita la expresión de las confesiones sobre las emociones que han tenido los bomberos.

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